martes, 16 de agosto de 2016

(Parte 6) PATOLOGÍAS Y SOLUCIONES EN OBRA NUEVA

PATOLOGÍAS Y SOLUCIONES EN OBRA NUEVA

OBRA NUEVA

Si bien una obra nueva a priori no debería presentar ninguna patología, en la práctica nos encontramos con una cantidad importante de problemas a causa de una ejecución defectuosa o, más raro pero no infrecuente, de diseño, por lo que también vamos a prestar especial atención a este tipo de obras.

Lo primero que debemos hacer es analizar visualmente la obra tratando de encontrar puntos singulares donde existan patologías o riesgo de futuras patologías, por lo que es fundamental fijarse en qué tipo de materiales se han empleado para el cerramiento y cómo se ha efectuado éste, si tiene estructura y de qué tipo, (metálica, hormigón, madera, mixta, etc), cómo se ha resuelto el encuentro con los pilares y cantos de forjado, cómo se han impermeabilizado los aleros, si dispone de adecuadas juntas de dilatación, si las jardineras han sido debidamente tratadas y si la cimentación dispone de un drenaje.

Generalmente la única patología que se suele apreciar en obra nueva en ejecución, es la que menor importancia tiene y se trata de las fisuras de retracción de mortero.
Estas fisuras son debidas principalmente a una inadecuada relación agua / cemento que se podrían haber evitado aditivando un plastificante a la mezcla y cuya solución es tan sencilla como un simple emplastecido antes de pintar.

El resto de patologías, no suelen presentarse hasta un tiempo después de haber finalizado la obra, debiendo preverlas para corregirlas a tiempo, siendo las más frecuentes las fisuras vivas y los desconchamientos.


Las fisuras vivas se producen por diferencia de coeficientes de dilatación de los distintos materiales que componen la obra, mostrándose generalmente en forma de líneas rectas siguiendo la estructura del edificio, aunque también se observan fisuras en forma de craquelado cuando el mortero es muy rígido por exceso de cemento en la mezcla.
Además, podemos encontrar una fisura muy típica que se forma horizontalmente a la altura del último forjado en los edificios con azotea. Se produce a causa del empuje que ejerce la solería de la terraza sobre el peto cuando no se ha previsto una junta de dilatación o no está correctamente dimensionada. Estas fisuras suelen ser bastante peligrosas puesto que trabajan por cizallamiento y siempre es recomendable corregir también el origen.

Los desconchamientos en los aleros suelen darse por falta de impermeabilidad de las tejas que lo recubren, formándose pequeñas pompas en determinados puntos. Cuando no se han eliminado correctamente los desencofrantes en los aleros de hormigón, se producen desprendimientos laminares generalizados al utilizar pinturas en emulsión acuosa.












    
En las jardineras, una inadecuada impermeabilización de éstas también da como resultado la pérdida de la capa de pintura. No solamente el agua de riego que se filtra nos va a afectar sino que también llega acompañada de sales solubles procedentes de la tierra vegetal que al evaporarse, produce el temido salitre.




Obra nueva sin patologías


En este caso el revestimiento a aplicar, estará en función del tipo de acabado que deseemos obtener: liso, rugoso, texturado, granulado, imitación a mortero monocapa, etc., teniendo en cuenta que un verdadero revestimiento de protección, debe ser impermeable al agua de lluvia, pero permeable al vapor de agua, característica que evitará la formación de humedades interiores por lo que se debe evitar a toda costa aplicar revestimientos no transpirables en paramentos verticales, ya que el resultado suele ser el contrario al deseado.

Un aspecto muy descuidado son los tiempos de secado del mortero y como veremos, esta recomendación no carece de fundamento por varios motivos.
En primer lugar es necesario esperar a que el mortero haya evaporado el agua superficial, tanto mas si la pintura a aplicar es una emulsión acuosa. Con un soporte húmedo, la pintura no va a anclar correctamente y se va a quedar superficialmente, desprendiéndose con relativa facilidad.

En segundo lugar, el mortero no adquiere suficiente resistencia para soportar la tensión generada por la reticulación de la película de pintura hasta transcurridos unos siete días aproximadamente, tiempo que variará en función del tipo de  pintura y de la resistencia del mortero.



Por último, el aspecto más importante: el de la alcalinidad del soporte. Como sabemos, los morteros de cemento tienen un pH muy elevado (cercano a 14) y aunque las pinturas diseñadas para fachadas son insaponificables, si no esperamos a que se reduzca el pH a nivel superficial, corremos el riesgo de sufrir cambios de tonalidad al utilizar determinados pigmentos contenidos en colores como el bermellón, el azul, el verde, el amarillo o el violeta, formándose un curioso fenómeno donde se vislumbra perfectamente la obra viva como si tratase de una radiografía.

Cuando se trata de superficies de hormigón armado, esta alcalinidad se convierte en un aliado de la armadura metálica, por lo que debemos considerar una protección adicional anti-carbonatación.



Nos decantaremos por resinas de Pliolite® si la superficie de hormigón presenta un aspecto bruñido y nos puede dificultar la adherencia. Su µCO2 = 3.280.000, lo que equivale a 388 mts de espesor equivalente para una capa seca de 120 micras.
Aún mejor protección podemos obtener con resinas fotoreticulantes si sospechamos que pueda haber movimiento en la superficie. Con una capa seca de 650 micras, vamos a resistir fisuras vivas de hasta 2 mm y µCO2 = 980.000, lo que equivale a 614 mts de espesor equivalente.

Para ofrecer resistencia a ambientes marinos y muy alta durabilidad, usaremos las polivalentes resinas 100% acrílicas que gracias a su buena adherencia, impermeabilidad y facilidad de aplicación, convierten a estas pinturas en líderes indiscutibles en la protección de fachadas.
Si la obra se encuentra muy expuesta a polución ambiental, principalmente en un medio urbano, utilizaremos pinturas ecológicas a base de resinas acrilo-siloxanos. Son inalterables a la lluvia ácida, a los microorganismos, a los rayos UV y al ozono. Al no ser termoplástico, no se adhiere ni retiene la suciedad y como produce un efecto perleo gracias a los siloxanos, las pocas motas de polvo que puedan haberse adherido son arrastradas por las gotas de lluvia.

  Obra nueva con patologías

Como ya hemos advertido, es raro que dichas patologías se encuentren manifiestamente visibles en la obra por lo que nuestra función principal será anticiparnos y evitarlas.


El problema más frecuente suele ser el fisuramiento de los paramentos verticales en los paños ciegos, donde más tarde se puede apreciar perfectamente la forma de la estructura del edificio debido a las diferencias de coeficientes de dilatación del hormigón respecto al cerramiento de cerámica cuando este no abraza a dicha estructura y se refuerza el enfoscado con una malla de mortero, fenómeno que se acentúa cuando la estructura es metálica, lo que solucionaremos a través de un tratamiento antifisuras con un revestimiento elástico a base de resinas acrílicas foto-reticulantes.



Esto nos va a permitir absorber fisuras vivas de hasta 2mm y a -15 º C, ayudando a conservar el paramento sin degradarse al impedir la entrada de agua por dichas fisuras.
Esta característica de elasticidad e impermeabilidad al agua, hace que este tipo de tratamiento requiera atención cuando nos encontramos con presión negativa, por lo que hay que ayudarse de una imprimación  de clorocaucho para evitar que el agua forme bolsas.

En un tratamiento normal, la capa de pintura se fracturaría dejando pasar el agua. Sin embargo, la elevada elasticidad de este tipo de revestimientos, impide que se rompa el film y como es impermeable al agua en fase líquida, forma embolsamientos que desaparecen en cuanto dicho agua pasa a fase vapor.


Otro punto a tener en cuenta son los aleros del tejado, que aunque generalmente no suponen un problema serio, la reparación suele ser bastante engorrosa una vez finalizada la obra y desmontados los andamios.



La mayor parte de las obras prolongan el forjado superior mediante un molde dando forma al hormigón, lo que supone un ahorro de tiempo además de otorgar mayor seguridad a la obra, pero que conlleva otros inconvenientes como el de difícil adherencia si se encuentra muy bien vibrado el hormigón además de la presencia de desencofrantes o el de filtraciones por problemas constructivos, ya que la impermeabilización no puede llegar hasta el final y las tejas árabes transmiten el agua por capilaridad, llegando hasta el alero en forma de humedad.

Aquí aplicaremos como mejor solución resinas de Pliolite® por varios motivos: adherencia, protección anti-carbonatación del forjado y resistencia a la presión negativa, ayudándonos con un tratamiento superficial de impregnante de siloxanos en el vuelo de las tejas para modificar su capilaridad.


Es muy importante impermeabilizar perfectamente las jardineras puesto que son una frecuente fuente de problemas de difícil y costosa solución una vez crecidas las plantas, para lo que emplearemos resinas de poliuretano 100 % sólidos aditivadas con repelentes de raíces para mayor seguridad antes de rellenarlas con tierra, logrando elasticidad y adherencia al soporte incluso a piezas de PVC, ya que ésta suele ser la zona de fractura en los tratamientos con láminas asfálticas o con resinas de poliéster.



Otro caso bien distinto es la ausencia de drenaje en la cimentación del edificio, donde el remonte capilar, si el nivel freático es alto, puede arruinarnos un buen acabado. Es posible mitigar los efectos de esta humedad mediante resinas acrilo-siloxanos que permiten una perfecta permeabilidad al vapor de agua sin que se deteriore la película de pintura. Si el acabado elegido tiene textura, se puede tratar previamente el soporte con una imprimación de clorocaucho al disolvente muy resistente a la presión negativa cuando ésta es débil. Cuando nos enfrentamos a fuertes ascensiones de humedad, tenemos que pensar en solucionarlo mediante inyecciones de siloxanos o cortes de muros con capa de poliéster en casos extremos. 





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